APOCALIPSIS. NOTICIA DE ESMIRNA, SIMON KISTEMAKER

NO PEDIMOS DIEZMOS NI OFRENDAS

Estimados, para poder entender mejor el mensaje de Juan, es necesario (sino imprescindible) tener una noticia del contexto, La historia, la geografía, la situación socio política...Les comparto esta noticia de Esmirna:

Comentario a Apocalipsis Simon Kistemaker, PDF página 109 – 110.

Esmirna (la Izmir actual), situada en la costa occidental de Asia Menor, tiene un puerto protegido frente a una bahía por la que penetran brisas que refrescan a la ciudad durante los calurosos meses de verano y le proporcionan un clima agradable. El puerto fomentaba el comercio y los negocios que se convirtieron a  la ciudad de Esmirna en una metrópolis comercial. En la época de Pablo, se calcula que la población llegaba a los 250.000 habitantes, que en la actualidad puede haber casi duplicado. Era una ciudad próspera al final de una carretera principal que atravesaba las tierras fértiles del valle Hermus.

En lo político, la ciudad estaba del lado de los romanos de los que se convirtieron en fiel aliada. Ya en 195 aC se construyó un templo dedicado a la diosa Roma. En el 26 dC dedicó un templo al emperador Tiberio y [p 140] alardeó de ser la primera en rendir culto al emperador. Este alarde agradó a los administradores romanos, quienes promovieron la paz y la unidad que caracterizaron el espíritu de Roma en todo el imperio. William Barclay escribe que, para hacer tangible el espíritu de Roma, los romanos presentaban al emperador como su encarnación, y por ello surgió el culto al emperador. Aunque algunos de los primeros emperadores desacreditaron este culto, el pueblo le fue dando fuerza hasta el punto de  que se llegó a considerar que el emperador era divino. [1]

Los escritores antiguos alababan a Esmirna por considerarla la ciudad más hermosa en cuanto a edificios, templos de Zeus y Cibeles y el trazado de sus calles. Era conocida como «la corona de Esmirna».

El nombre procedió de los edificios de la ciudad, cuyo aspecto simétrico se comparó con una corona. [2]

Pero además de los edificios y del diseño de la ciudad, la naturaleza también contribuía a la belleza de Esmirna. La ciudad tenía muchas arboledas, con muchos árboles cuya resina producía un caucho aromático entre marrón, rojizo y amarillento llamado mirra. La palabra mirra (en griego smyrna) aparece en el Nuevo Testamento como uno de los presentes preciosos que los sabios del oriente ofrecieron a Jesús y como ingrediente para embalsamar que Nicodemo usó para enterrar a Jesús (Mt. 2:11; Jn. 19:39; véase también Éx. 30:23; Sal. 45:8; Cnt. 5:5, 13).

La población judía en Esmirna era considerable, porque se la menciona como una fuerza hostil a la iglesia local. Calumniaron a los primeros cristianos, se llamaban a sí mismos judíos pero en realidad pertenecían a la sinagoga de Satanás, e instigaron la persecución de los seguidores de Cristo (vv. 9–10).

No se puede saber por qué estaban tan en contra de la iglesia. Mientras los miembros de la iglesia en Esmirna eran pobres, los judíos eran ricos. Por ejemplo, según una inscripción del siglo segundo, los judíos en una ocasión entregaron la cantidad de diez mil denarios para un proyecto de embellecimiento de la ciudad de Esmirna. [3]

Consta su oposición al cristianismo en conexión con el martirio de Policarpo, a quien se le dio muerte el 23 de febrero de 155 por no querer negar el nombre de Jesús. Había sido obispo de Esmirna por muchos años. Como anciano santo, respondió al procónsul que le dio a elegir entre negar el nombre de Jesús y vivir o confesar su nombre y morir: «He servido a Cristo por ochenta y seis años, y nunca me ha hecho nada malo. ¿Cómo puedo blasfemar a mi rey que me salvó?»29 [4] Por ello el procónsul lo condenó a morir en la hoguera. La historia indica que los judíos fueron los primeros en [p 141] recoger leña para la hoguera. Aunque era sábado, con deliberación cargaron leña y transgredieron la ley. [5]

No se puede establecer con seguridad la fecha de la fundación de la iglesia en Esmirna. Judíos devotos de la provincia de Asia asistieron a la fiesta de Pentecostés en Jerusalén cuando se derramó el Espíritu Santo (Hch. 2:9), y quizás algunos de ellos procedían de Esmirna y, a su regreso a la ciudad, llevaron el evangelio. Por otro lado, cuando Pablo fue a Éfeso a comienzo de los cincuenta, él o sus colaboradores  pueden haber establecido la iglesia en Esmirna.

La carta de Policarpo a la iglesia en Filipos puede indicar que el conocimiento de Cristo todavía no había llegado a Esmirna cuando Pablo, en el 62, escribió su carta a los filipenses: «porque todavía no lo [Cristo] conocíamos». [6] Ignacio, obispo en Antioquia en Siria, fue conducido a Roma como mártir en el 110. De camino, se detuvo en Esmirna donde escribió cuatro cartas a las diversas iglesias, y luego, en Troas para descansar, escribió otras tres cartas, una de las cuales fue dirigida a la iglesia en Esmirna.

 



[1] Barclay, Cartas a las siete iglesias, pág. 32. Compárese con Edward M. Blaiklock, «Esmirna», ZPEB, 5:462.

[2] Hemer, Cartas a las siete iglesias, pág. 60; Ramsay, Cartas a las siete iglesias, pp. 256–57.

[3] Ramsay, Cartas a las siete iglesias, págs. 272, 444 n. 3; William Barclay, El Apocalipsis de Juan, 2a ed.(Filadelfia: Westminster, 1960), 1:92.

[4] Eusebio, Hist. Ecl. 4.15.25.

[5] Martirio de Policarpo (compárese 8.1 con 13.1).

[6] Policarpo, A los Filipenses 11.3.

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