APOCALIPSIS 3.7-13 – NOTICIA DE FILADELFIA, SIMON KISTEMAKER.
NO PEDIMOS DIEZMOS NI OFRENDAS
Comentario a Apocalipsis 3:7–13 de Simon Kistemaker PDF
páginas 138 - 139
Filadelfia.
Situada a unos cincuenta
kilómetros al sureste de Sardis y a unos noventa y cinco al este de Esmirna, Filadelfia
(la moderna Alaşehir) fue fundada en el 140 a.C. por Átalo II.18 Su sobrenombre
era Philadelphus, y por amor a su hermano Eumenes llamó a la ciudad Filadelfia,
ciudad del amor fraterno.
Estaba estratégicamente situada a lo largo de una carretera muy frecuentada que unía el este (Asia) con el oeste (Europa). Era una ciudad con una puerta abierta por la cual se difundieron desde Grecia y Macedonia hasta Asia Menor y Siria el comercio, la lengua griega y la cultura griega.
La palabra de Jesús «he colocado delante de ti una puerta abierta» (v. 8) la recibieron muy bien los cristianos que residían en la ciudad y que difundían activamente el evangelio de Jesucristo.
El área que circundaba
Filadelfia era volcánica y se la conocía como «la tierra quemada». Cenizas volcánicas
habían caído en ella y convirtieron su suelo en sumamente fértil. En los
terrenos alrededor de la ciudad el paisaje estaba salpicado de viñedos, de modo
que llegó a ser conocida por sus vinos y bebidas. Sin embargo, debido a la
actividad volcánica, la ciudad sufrió a menudo terremotos. Un terremoto muy
intenso destruyó la ciudad en el 17 d.C., después de lo cual el emperador
Tiberio la declaró exenta de impuestos. Dio una cantidad de dinero para su
reconstrucción. Sus habitantes, por miedo a que se repitieran los temblores,
preferían vivir fuera del recinto de la ciudad, en la campiña.
Así, la promesa de Jesús
resultó significativa para sus seguidores en esa ciudad: nunca más tendrían que
salir (v. 12).
Debe mencionarse otro punto
de interés. La ciudad, destruida a causa del terremoto en el 17 d.C. y a la que
Tiberio ayudó económicamente, quiso honrar al emperador adoptando el nombre de
Neocaesarea (la ciudad del nuevo César). Este nuevo nombre siguió en boga por
entre veinticinco a treinta años.
Más adelante, para honrar al emperador Vespasiano, quien reinó entre el año 69 y el 79, la ciudad se llamó a sí misma «Flavia», y tuvo un templo para el culto al emperador. El nombre completo de Vespasiano era Tito Flavio Sabino Vespasiano. Una vez más, la promesa de Jesús a los cristianos de Filadelfia de darles un nuevo nombre (v. 12) estuvo llena de significado.
No sólo la iglesia en Esmirna, sino también los santos en Filadelfia eran modelos de fidelidad a Jesucristo.
Los alaba por su
perseverancia y en toda esta carta no menciona ni una palabra de reproche. Son muchos
los indicios de la influencia cristiana en Filadelfia, porque la iglesia siguió
fiel a Jesús a lo largo de los siglos, incluso cuando el Islam se convirtió en
la religión predominante en la zona. En la primera parte del siglo veinte,
todavía florecían en Filadelfia cinco congregaciones cristianas. De todas las
siete iglesias en la provincia de Asia, sólo la de Filadelfia ha permanecido a
través de los siglos.
Comentarios
Publicar un comentario